Hay historias que merecen ser contadas. Leyendas que deben pervivir al paso de los siglos. Eso fue lo que pensaron los historiadores nórdicos cuando hacia el 1.400 d.c. se escribió la saga del rey vikingo Ragnar Loðbrók, “Lodbrok”, o “Lothbrok” según la fuente, tras recopilar antiguos escritos.
Ragnar es ya legado o símbolo de la cultura nórdica. Pese a ser un personaje muy conocido en Escandinavia, muchos no lo hemos conocido hasta que la serie ‘Vikings’ de History Channel, llegó a las televisiones de todo el mundo. A partir de ahí, han surgido muchos libros que han tratado de contar su historia, aprovechando el éxito de la serie. Sin embargo, su historia más fidedigna es la de su fornaldarsögur.
Las sagas de los tiempos antiguos
Las sagas legendarias, también llamadas como fornaldarsögur, son obras que los nórdicos escribieron desde principios del siglo XII para relatar las hazañas de su pueblo, y en homenaje a sus ancestros más legendarios. Las obras comenzaron a escribirse cuando los pueblos nórdicos dejaron de ser nómadas y construyeron sus primeros asentamientos permanentes. Como Reykjavik, que fue fundada hacia el año 874.
Todo pueblo o sociedad que habita en la tierra tiene sus leyendas. Personajes históricos que encarnan los ideales y valores sobre los que se cimienta su folklore y tradición. En España, tenemos a personajes como El Cid o Hernán Cortés. En Alemania Sigfrido y los nibelungos; en Francia leyendas como Roland o Blondel de Nesle, y en las islas británicas, por poner otro ejemplo, Merlín o Casivelono.
Todos estos personajes existieron, aunque sus proezas se han mitificado hasta tal punto y añadido elementos de ficción, que es difícil discernir entre hecho histórico o adorno sutil.
Los nórdicos tienen varias leyendas. Muchas de ellas datan de su época vikinga como Hothbrodd, Hrafna-Flóki, Helgi Haddingjaskati o el propio Ragnar. Existen 28 fornaldarsögur documentadas que tratan la vida de leyendas nórdicas. No son las más prolíficas. A los nórdicos les superan las islandesas, donde hay hasta 42 sagas conocidas.
El hombre de las calzas peludas
Ragnar Loðbrók, cuyo apellido significa ‘calzas peludas’, fue un vikingo. Nadie sabe cuándo nació. La horquilla de su nacimiento abarca casi 140 años. Algunos historiadores sitúan que Ragnar nació a mitad del siglo VII y otros a finales del siglo IX. Hay varias colecciones repartidas en bibliotecas de todo el mundo que cuenta la fornaldarsögur de Ragnar.
Una de las cosas que sí que parecen claras es que Ragnar fue hijo de Sigurd Ring Randversson, rey de Suecia y conquistador de Dinamarca, tras la batalla de Brávellir. Su madre fue Alfhild Gandolfsdatter (quien nació en el 710), hija a su vez de Gandalf Alfgeirsson.
Según se cuenta en la fornaldarsögur, Ragnar se creía descendiente directo del dios Odín, y por tanto un semi-dios guerrero ungido. Ragnar encabezaría varias expediciones vikingas de saqueo contra la costa oriental de Gran Bretaña, siendo Northumbría el reino más “visitado” por el nórdico.
El apodo de ‘Calzas Peludas’, cuenta la leyenda, que surge cuando Ragnar se enfrentó al lindworm, ser parecido a una hidra, pero con solo una cabeza, que aterraba a un pueblo costero. Para resistir su fuego, se hizo fabricar unos pantalones de pieles y brea.
Cultura vikinga
El carácter de Ragnar era un vivo reflejo del de su sociedad. El pueblo vikingo era violento y polígamo. Los hombres y mujeres tenían los mismos derechos. Y eran grandes navegantes. Toda esta cultura propia de los escandinavos provocó un permanente exceso de población y una carestía de alimentos. La solución: saquear reinos vecinos durante la primavera y el verano para llenar los almacenes de comida y grano para el invierno. Las matemáticas eran infalibles, les sobraban los soldados y les faltaba la comida.
Así, Ragnar, según la fornaldarsögur, era una persona con unas increíbles ansías de botines y riquezas. Una persona con un tremendo ego, que necesitaba realizar empresas tan audaces que pervivieran en la memoria de las generaciones venideras, para una mayor gloria personal.
Vida personal
Se tiene constancia que Ragnar estuvo casado con al menos 2 mujeres, y una tercera esposa que pudo ser un mito. La primera, la guerrera (skjaldmö) Lagertha, de quien se decía que era una brillante luchadora. Su segunda esposa, la cual es probable que fuera un mito, fue Þóra Borgarhjörtr, de quien se cuenta que consiguió su mano tras vencer y matar al lindworm. La tercera, fue la reina Aslaug, descendiente de Sigfrido y Brunilda (de la historia ‘El anillo del nibelungo’).
Las fuentes históricas más fiables hablan de que Ragnar tuvo 9 hijos reconocidos. La reina Aslaug dio a luz a siete de ellos: Björn (apodado Costillas de Hierro, por su fortaleza), Sigurd (apodado Serpiente en el Ojo), Guthrod (quien gobernaría Uppsala, Suecia), Hvitsärk (o Halfdan según la traducción), Rognvald, Ubbe, e Ivar (apodado el Deshuesado, del cual se dice que tenía una discapacidad física, aunque los historiadores no se ponen de acuerdo en cual).
Ragnar también fue padre de varios hijos bastardos, como lo fueron Erik, Agnar y Olof (quienes según la fuente pudieron ser hijos de su matrimonio con Þóra Borgarhjörtr), y un último llamado Ingvar, de madre desconocida.
Muerte de Ragnar
Para saber de la muerte de Ragnar, hay que leer la fornaldarsögur dedicada a los Hijos de Ragnar. En ella se cuenta que Ragnar fue hecho preso en una de sus incursiones en Northumbría. El Rey Aelle, tras torturar al vikingo, le impuso como venganza por tanto saqueo una de las muertes más desagradables que los northumbrios habían inventado.
Ragnar fue condenado a morir en un pozo de serpientes. Sus hijos Hvitsärk, Ubbe e Ivar se tomaron la venganza por su mano. Así, organizaron y comandaron el conocido como ‘Gran ejército pagano’, que asoló la zona oriental de la actual Inglaterra, llegando a matar al rey Edmund del reino de Anglia.