Cada obra que lees, observas o te pones de fondo mientras planchas tiene un componente muy importante: las sensaciones que te despierta. Y eso es algo totalmente personal. Yo he seguido a Isaac hace años y también ahora en su (re)inicio en el mundo del cómic, pero cuando vi el anuncio de Baños Pleamar supe que esa obra iba a atacar parte de mi línea de flotación.
Baños Pleamar es la historia de unos recuerdos: los recuerdos de un Isaac chiquito empaquetados por el Isaac actual. Y como tales vivencias la pura verdad, si es que existe, la tiene sólo Isaac. A partir de ahí cada lector entrará según su empatía o, más importante todavía, por su capacidad de entregarse a sus propios recuerdos. Y en mi caso he entrado con todo.
Una de las cosas más divertidas de Badalona y parte del Barcelonés-Maresme es explicar la línea de tren. Cuándo alguien foráneo viene de paseo, explicar porqué RENFE rompe el litoral es una constante. Es parte del precio a pagar por ser la primera linea Peninsular. Claro que eso es tiene otra explicación y está en el inicio de esta obra: muchos lugares costeros vivían de espaldas al mar. Eso, de hecho, es algo que he hablado con gente de mi edad y mayores y es más una constante del norte que del sur. ¿Fuente? La de Can Solei, supongo.
Baños Pleamar inicia su viaje ahí. Una Badalona más industrial en la que no tenias narices de bañarte en la playa. Una Badalona más suburbial que ahora (fama que aún arrastra) con sus lladres fins (ladrones finos), como leí en un refranero. Isaac sitúa a la obra en esa ciudad y una época, aunque tampoco es eso lo que importa. El tema de la obra es la relación con la familia y, en este caso, como el autor vivió su infancia. Y, claro, eso te transporta o a vivir parte de la vida de Isaac o a recordar tus propias vivencias. Y esa es la potencia de la obra: los sentimientos y los recuerdos.
Y me imagino a mejores especialistas que yo intentando analizar la obra desde el punto de vista narrativo e incluso psicológico. Isaac se desnuda, demasiado incluso. Hay escenas que podria haber eliminado de esta obra y, sin embargo, ahí están. Es verdad que muchos de estos momentos son los que más remueven las entrañas pero, de nuevo, esa sensación de unión con el autor depende mucho de tus propias experiencias. En ese sentido Baños Pleamar se separa totalmente de sus anteriores obras: Taxus y El Don. Yo de todo esto me quedo con la introducción y el cierre a la obra: el dinosaurio siempre estuvo ahí.La obra tiene mucha fuerza, cantidad de detalles artísticos y un trabajo descomunal en sus espaldas. Yo la he leído tres veces y cada una de ellas me ha llevado a un viaje diferente. Es un tomo que demuestra mucho de las capacidades de Isaac y, para mi es obvio, es el tomo más personal. Claro que, lo has visto en todo este escrito, la mejor manera de vivirlo es a través de tus propias experiencias. Al final esta es la familia de Isaac, pero también es tu familia… y la mía.
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