Entre el 05 y el 08 de mayo se celebró el 34º Salón del Cómic de Barcelona, que en esta edición contaba, como invitado estrella, con Frank Miller.
Este evento “comiquero” cuenta con buena fama, y hace que a él se acerque gente de toda España, priorizándolo a otros eventos que se realizan en la misma fecha. No obstante, si bien sigue siendo LA convención (como se denominan en EEUU) referente en nuestro país, este año ha sido menos brillante que en ediciones anteriores.
Comencé a ir al Salón hace unos tres años, en un viaje relámpago de un día en AVE, y solo con la intención de ver a Joan Tretze por la publicación de su libro “El Sistema D13” (Libro Rojo). Ese día pude ver la diferencia entre el Expocómic de Madrid y el Salón del Cómic. Se podría definir dicha diferencia como que el Salón es más un evento, ya que cuenta con stands de editoriales, exposiciones sobre cómic, eventos, firmas y organizaciones colaboradoras, cosas que dan cierta vidilla a los actos y hacen que el Expocómic se convierta en un mercadillo.
Este año, en mi opinión ese brillo que marcaba la diferencia entre mercadillo y evento se ha apagado un poco. Entonces, ¿ha estado mal? No, para nada, pero le ha faltado algo que había otros años.
Si bien estaba ilusionado ante la posibilidad de que mis tomos de “El Retorno del Señor Oscuro” y “Born Again” fuesen firmados por su autor (Frank Miller), esta pronto se desvaneció al enterarme (y participar) en el sorteo de las 4 sesiones de firmas de Frank Miller y para el cual, ECC (organizadora del salón) proporcionó a los interesados una web en la que apuntarse. Las dos principales desventajas de este método son: que ECC no controlaba las veces que te podías apuntar por cada sesión de firmas (yo mismo me apunté 2 veces para la sesión del sábado); por otro lado, este sistema disuade de venir a aquellos que no han obtenido el preciado trofeo de la firma. Admito que tiene la ventaja de no tener que hacer colas para conseguir la firma de Frank Miller y que tras unas cuantas horas, te frustres tras no conseguirla, pero creo que debería hacerse de la misma manera para el resto de invitados que trajo ECC. No quiero denostar al otro invitado estrella y guionista de “Caballero Oscuro III” (Frank Miller está a los lápices), a mi querido Brian Azzarello, que puede que quedara eclipsado por Miller.
Sobre la conferencia que Frank Miller dio sólo decir que me sentí defraudado con ECC: no planteó ninguna pregunta interesante, demostrando que estaba poco preparado, y las que se realizaron por parte de los fans, fueron más encaminadas a demostrar lo que ya sabían que a preguntar algo que podía ser interesante. Es decir, nada interesante. Una lástima por la oportunidad perdida.
Otro punto a mejorar este año son las tiendas especializadas de cómic viejo o antiguo. Este año ha habido menos y se ha notado en la oferta de este tipo de cómic. Lo normal otros años era comprar los números que faltaran de alguna colección, algún descatalogado o alguna colección completa. Si bien algún fijo sí ha asistido, por ejemplo Supervázquez, otras que otros años acudían al evento han faltado, y no solo estamos hablando de tiendas de fuera de Barcelona: algunas como Arkham Cómics tampoco estaban. La falta de estas tiendas limitan las posibilidades de encontrar algún tesoro.
Quiero remarcar que estas tiendas, junto con las pequeñas editoriales, son un poco el objetivo de coleccionistas y fans del cómic, como el que suscribe. Comprar las novedades no tiene ningún misterio y es mucho mayor la satisfacción de encontrar un “Punisher Max 4”, “Batman: Agente Herido 3” o “Vengadores: Iluminati”, cómics que me faltan y que el mero hecho de encontrarlos puede justificar el viaje.
Por destacar algunos de los aspectos más positivos, comentar que la exposición de coches de cómics fue una de las mejores que he podido ver, la infografía de las superheroínas fue planteada con mucho gusto y la exposición de Ibáñez hacía honor.
No quiero dar la sensación de que fue un mal evento. No lo fue, pero hubo una serie de cosas que se deberían corregir en futuros Salones y no conformarse con la masiva afluencia del sábado.
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