Canadá es un país que a la mayoría nos cae bien: hacen sirope de arce, Nathan Fillion y Ryan Reynolds son canadiense, dejan las puertas abiertas, sus ministros tienen experiencia en el departamento que gestionan y tienen una bandera con una hoja, no se puede molar más.
Entonces ¿Qué nos hace pensar que puedan entrar en conflicto con su vecino EEUU? Lo cierto que más de una vez han estado a punto de entrar a la gresca, pero en este cómic que reseñamos, la cosa se ha ido de madre.
We Stand on Guard es un comic que no hubiera llegado por sí mismo hasta mis manos. Fue necesario un brevísimo comentario en uno de los podcast que escucho, para apuntarlo en la libreta de pendientes y, meses después, animarme a leerlo.
¿De que va?
Su autor Brian K. Vaughan, guionista de cómics como Y-El último hombre o la exitosa Saga, nos narra cómo EEUU sufre un ataque terrorista en la propia Casa Blanca en 2112 por parte de un grupo radical de canadienses.
EEUU realiza una “acción no proporcional”, haciendo victimas a la población civil, derrota a las fuerzas canadienses y ocupa su territorio en poco tiempo. Desde se momento EEUU. obliga a pagar los costes de la invasión a Canadá con el producto más valioso de la tierra, el agua. Aunque las fuerzas de ocupación dejan el agua suficiente para vivir a los canadienses, muchos de ellos se convierten en ciudadanos de segunda en su propio país. Este es el mundo en el que surgen grupos de resistencia contra el invasor americano. Y esta es la historia de uno de ellos.
Que nos cuenta realmente.
Lo que a simple vista nos cuenta We Stand on Guard podría parecer un bélico de ciencia ficción en la distopía que ya hemos resumido. Pero solo es un truco para poner enfrente del lector una actualidad que nos resulta incómoda: es que vivimos tiempos extraños. Y es que dentro de la historia hay: ataques de falsa bandera, radicalismo, cambio climático, ausencia de libertades o el uso de tortura, y mucho más en seis números de grapa.
Directo y explosivo, no se corta para contar con crudeza la historia, sin dejar de ser creíble. Sería muy fácil caer en el exceso e histrionismo con robots gigantes y lobos mecánicos, que los hay. Todo lo contrario, brillan los pequeños detalles que pueblan la serie y que hacen que sea más fácil de creer. Deberá ser el lector el que decida con que parte de la historia de cada bando quedarse, pensar si esta bien o mal las acciones que cada uno emprende. para descubrir, como todas los problemas morales que no hay una solución fácil.
En cuanto al dibujo
No conocía al dibujante de la serie, Steve Skroce, hasta que empecé a leer We Stand on Guard, creo que el resultado encaja con la narrativa. Su dibujo, limpio y afilado, consigue transmitir toda la trama sin parecer caótico y tiene páginas espectaculares. Solo pondré un pero y es que un mismo personaje parece distinto de un número a otro, que en absoluto desmerece su trabajo.
Conclusión.
We Stand on Guard en uno de los mejores cómics que puedes encontrar en tu librería y del que espero que haya mas. Es incómodo y obliga al lector pararse a pensar sobre cuestiones que posiblemente prefiere ignorar. Si buscas grandes luchas mekas o grandes historias bélicas, es posible que te lleves un chasco, no las hay. Porque el verdadero tema del cómic es las miserias del conflicto, todo lo que ello destruye y para que seamos conscientes de ello nos lo pone en el sitio que menos esperamos, Canadá.
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