El año 1992 será recordado por las Olimpiadas de Barcelona y su Cobi, la Expo de Sevilla y su Curro y, para el núcleo duro de los frikis, es el año en el que se publicó Fanhunter, El juego de Rol Epicodecadente, que giraba entorno al fenómeno fan como ambientación.
Como el universo de Fanhunter parece vivir una segunda juventud con la gama de juegos de DEVIR, nuestro colaborador Tako W.L se ha animado a comentar lo que supuso éste juego para toda una generación.
– Autobús YT-1300, capitán.
– Gracias, sargento. ¡¡A ver, atención!! ¡Bienvenidos a Barnacity! Para empezar, ¡¡están arrestados!!
Antes del fin del mundo (el día que Gamezone pulique HQ25) saldrá, vía Devir, la nueva edición del juego que se definía con su título: Fanhunter, el juego de rol épicodecadente (más tarde añadió «y chorrapunk»). Para ello volverán a reincidir los tres principales culpables de sus dos anteriores ediciones: Xavier Garriga, Chema Pamundi y Cels Piñol (en estricto orden de apellidos, Cels no te enfades).
Fanhunter marcaría un antes y un después. Y un mientras tanto. De la mano de Farsa’s Wagon (otra editorial extinta) nos llegaría esta obra maestra del rol humorístico que adaptaba el «worldbuilding» de los cómics de Cels Piñol (chúpate esa, Emilio Bueso). Pero vamos por partes, dijo el forense.
¿Qué «narices» es Fanhunter?
Cels (ya te he mencionado tres veces, ¿estoy perdonado?) creó un futuro distópico. Pero, si alguien ha seguido los cómics, sabrá que la historia evolucionó siguiendo la lógica de Escher. Por eso nos limitaremos a la ambientación del juego de rol.
Alejo Cuervo era un librero feliz que se volvió loco. Consiguió escaparse del frenopático, crear un ejército de Fanhunters (tropas de las que pegan y luego preguntan), transmitir en directo la explosión del Vaticano, fundar la religión de Philip K. Dick, autoproclamarse Papa y soberano de toda Europa (Reino de Dick, a partir de entonces), prohibir todo aquello que pudiera resultar divertido y dar carta blanca a los mimos (y, posiblemente, a los fabricantes de enanos de jardín), tomar el control de Barcelona, cambiarle el nombre a Barnacity y establecer su base en el castillo de Montjuic desde dónde encargó Tintín Macutes (clones franchutes con pocas luces) para reforzar su poder. Respira.
En este circo crecieron los enanos y uno fue La Resistencia, unos cuantos locos que usan sus conocimientos frikis para luchar hoy y siempre contra el invasor. Menos los miércoles, que cierran el local dónde os reunís. Y el fin de semana, que es fiesta. La Resistencia atacó el castillo de Montjuic, para quitar a Alejo del poder antes de el ataque de los clones; ganó el wargame (¿de próxima publicación?) y, mientras decidían que prohibición levantaban primero, otro megalómano apareció: Juan Krieg, que hizo que Alejo pareciera una monja de la caridad. Con Alejo se vivía mejor. Se genera el plot twist y la Resistencia se encuentra derrocando a Krieg para situar a Alejo de nuevo en el papado. Más vale malo conocido.
Básicamente Fanhunter, como ha dicho Chema Pamundi (2 a 3), es la metareferencia absoluta. Un personaje que es Terminator con un traje de flamenca y peineta (Liquideitor), una suerte de doppelgänger cenizo de Daredevil (Don Depresor), otros como John Konstantin, Ridli Scott, Starsky Hutch o Belit; plagios homenajes a películas y series de los 80-90, zombis, reglas de locura, vampiros fanpiros, magia Pichurrina, viejos locos…. En definitiva:
¿Lo mejor? Los propios fans y revistas hicieron el universo aún más loco con míticas aventuras que homenajeaban a Star Wars, Alien o el capitán Pescanova (todas ellas recopiladas en Sinergia de Rol). Pero puedes hacer El señor de los tornillos (la Pichurrina afecta a La Mancha, deja a todos locos y digievolucionan a un universo de fantasía), Doctor Eing (un viajero del tiempo decide eliminar a Alejo antes de que se vuelva loco), el “personaje” de Kevin en Múltiple o Furgones y Chamorras… sin cambiar las reglas.
Al fondo a la derecha
Como también ha repetido Chema (osti, 3 a 3) hasta la extenuación hay dos factores importantes. El primero: Fanhunter era barato para la época, más que otros juegos de rol. ¡Ejem, ejem!, Devir. El segundo: su reglamento era muy sencillo y versátil (fusilaba adaptaba homenajeaba a Space 1886 y Ghostbusters). Tiradas abiertas de dados de seis (dónde se repetían los 6 y no contaban los unos) que, con la potra, permitían añadir dados.
Crear los personajes era algo tan sencillo como decir te quiero muy fácil.
Veinte puntos para repartir entre ocho Atributos (mínimo 1, máximo 5).
Una serie de habilidades innatas (con *) con valor su atributo/2 (redondeando abajo).
Elegir uno de los seis arquetipos: Mercenario, Cop, Investigador o Ciéntifico con ocho puntos fijos en habilidades; Rebelde con 6 puntos libres para habilidades o Súper con 8 puntos para coger poderes.
Seis puntos libres para subir o adquirir habilidades (los súpers pagan doble) o adquirir poderes (los súpers pagan la mitad).
Coñas y taras (ventajas y desventajas).
Potra = Empatía x 3, Pupas = Músculos x 10 y Pasta = 2D6 x 1000 Megadicks (esta es la fórmula real de la Cola-Loca)
El secreto está en Hulk
A nadie se le escapa que Fanhunter es un dislate y esto puede que no la haga recomendable para todas las mesas. Tiene la capacidad de contaminar a tu grupo ya que, después de vencer al malo de turno metiéndolo en una Cápsula Hoi-Poi, a ver cómo logras que no intenten lo mismo con Cthulhu. Y, aunque es ideal para jugadores novatos y/o/u salvajes, necesita un director de juego con algo de soltura (o un par de birras).
Da para mucha variedad y tiene un alegre pasotismo por las reglas (cualquier error en ellas no es un error, es una oportunidad). Es ideal para one-shots y como interludio pero, a diferencia de Paranoia, aguanta una campaña corta (algo más largo es difícil, a no ser que relajes el tono).
Aún hoy que vivimos en una (redoble de tambores) burbuja lúdica es algo con mucha personalidad y refrescante (espera, ¿estoy en un anuncio de bebidas?) y muy recomendable para quitar el óxido de ese grupo. Sí, ese. A ese me refiero.
Así que ponte tus zapatillas de Batmario; coge tu AK-47, tu PPK, tu JFK y tus quince quilos de dinamita; asaltemos una guagua y enfilemos a las Torres Cafre. Vamos a decirle a Alejo que es un hijo de…
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