[Reseña] Fresco. Si no está Miguel Ángel, le toca pintar al becario 5/5 (2)

Bienvenidos una vez mas a una esperada reseña sobre juegos de mesa. Hoy toca hablar sobre pinturas y lienzos, bueno, más bien sobre qué no hacer si quieres crear una obra de arte. Sí, hablamos de Fresco, de los diseñadores Wolfgang Panning, Marco Ruskowski y Marcel Süßelbeck. Gracias a la editorial Devir.

Fresco podría clasificarse por un eurogame medio. Nuestro objetivo va a consistir en obtener y administrar recursos mejor que el resto de nuestros contrincantes. Y en este caso específico, nos pondremos en la piel de grandes artistas que deben crear una pintura espléndida mejor que los demás, y además, antes que el resto. Para ello, nos serviremos de un equipo de ayudantes (no vamos a hacer todo el trabajo nosotros, faltaría más) que nos ayudarán en todas las tareas cotidianas del día a día de cualquier pintor.

Nos han encagado pintar un magnífico fresco, y extrañamente, deberemos pintarlo a la vez que varios de nuestros más acérrimos competidores. Por lo que resulta que se ha vuelto primordial levantarse antes que los demás para adelantarnos a sus patéticas obras. Primeramente, después de despertarse insultantemente pronto, miraremos si la moral de nuestros trabajadores está lo suficientemente alta para que todos puedan trabajar con normalidad. Una vez nos hemos cerciorado de ese pequeño detalle sin importancia, iremos al mercado a comprar todo lo necesario para crear nuestra gran obra de arte.

Es un escándalo que tengamos que gastar nuestros propios ahorros personales para obtener los tintes que necesitamos, pero la recompensa será mucho mayor. Si somos lo suficientemente rápidos, podremos hasta boicotear los puestos para que los inútiles de nuestros competidores no sepan ni obtener un triste color verde para pintar. A continuación, Nos pondremos frenéticamente a terminar una parte del fresco de la catedral que tenemos pendiente, ya que es probable que el propio obispo esté en esos momentos mirando nuestra obra, y hasta él podrá darse cuenta de la maravilla que tiene delante de sus ojos.

Como buen artista dedicado a la cultura, es necesario ampliar nuestros conocimientos y expandir nuestra maravillosa mente, asique en la tarde, podremos ralizar encargos más… íntimos que nos reportarán un beneficio extra a nuestros ahorros. Hay que pensar siempre en el futuro…

No hay que olvidar preparar todo lo necesario para el día siguiente. ¡Ante todo somos profesionales! Nuestros trabajadores felizmente harán este simple trabajo y crearán todas las mezclas y utensilios para que el día de mañana sea lo más sencillo posible. ¡Hay que acabar ese maldito fresco!

Ya tenemos a nuestros operarios listos para un largo día de trabajo.
Bueno, vamos a poner un poco de luz sobre este juego.

 

Fresco como se ha señalado antes, es un eurogame bastante puro. Vamos a tener dos tipos de recursos, pinturas y monedas, y con ellos vamos a tener que hacer virguerías para poder acabar el fresco que debemos de pintar de una mejor forma que el resto de los jugadores. Al ser un euro tan puro , la gestión de nuestros propios recursos es lo que más va a primar en este juego. Es cierto que hay interacción entre los jugadores, pero sólo se ve reflejado en el estado monetario del tablero.

La dificultad y a la vez, lo que diría que tiene de valor Fresco, la situación que te pone con esta gestión de recursos, va a ocupar la mayor cantidad de nuestro tiempo. Vamos a tener que aprender a pensar en un futuro, ya que todas las acciones que hagamos en un turno, sólo servirán para poder realizar el turno siguiente. Y es fácil dejarse llevar y realizar todas tus acciones pensando en el presente, pero como cometas este fallo, el siguiente turno estarás «vendido» ante tus contrincantes.

Puedo decir que el propio juego me ha resultado bastante satisfactorio, a pesar de ser un euro más. Da un giro de tuerca más de lo común, y la gestión que tienes que realizar, aunque pueda tener muchos matices y ser «algo espesa«, no es demasiado complicada en su conjunto básico y da pie a que la mayoría de los jugadores puedan probar este juego sin muchos problemas. No llega al punto de ser un juego ligero, pero desde luego el humo que echarás por la cabeza tampoco convertirá tu habitación en un submarino.

Cada una de las partes del fresco necesita unas combinaciones de colores muy específicas…

Con respecto a la parte artística, el tablero es una preciosidad. Es cierto que la mayoría de las fichas no dejan de ser cubos (como está escrito en la biblia de los eurogamers) pero se agradece el buen trabajo de los dibujos en el tablero, además de las propias fichas del fresco. Como curiosidad, la «guinda del pastel» se convierte en la caja del propio juego, que representa los aposentos de la propia iglesia donde se aloja el fresco. Una delicia, vaya.

Sintetizando, creo que Fresco es un buen juego que cumple de sobra con su cometido. No pienso que vaya a ser uno de los protagonistas en las tardes de juegos, pero es un buen juego medio que sirve tanto para quitarse el «mono» de un dia de juegos como para «calentar motores» para un juego mucho más hardcore.

Su nota final bien merecen sus tres Cornetos y medio.

Ofcastle

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