Hoy os traemos la reseña del juego Stone Age publicado en España de la mano de Devir, donde literalmente tendremos que ponernos en la piel de una familia de cavernícolas. Muchos han comparado este juego como el hermano pequeño del Agrícola, pues no deja de ser un eurogame al uso pero donde el azar juega una parte importante. Hay que reconocer que el componente táctico es menor pero no menos importante. Diseñado por Bernd Brunnhofer, fue candidato al premio Spiel des Jahres, y logró un meritorio segundo puesto en el premio Deutscher Spiele Preis.
Al mando de una tribu, por turnos, cada jugador deberá decidir a cuantos miembros de su prole destina a cada uno de los oficios que hay en el juego. Ya sea cazar en la gran llanura, recolectar recursos como madera, ladrillos, piedra u oro, investigar la agricultura o la mejora de herramientas, así como ampliar la familia.
La particularidad es que en los puestos de recolección de madera, ladrillos, piedra u oro sólo pueden colocarse un máximo de siete trabajadores en cada zona. Esto permite que los jugadores iniciales puedan bloquear ciertas zonas si colocan muchos trabajadores e impedir que otros jugadores que jueguen en último lugar obtengan ese recurso. Hay por tanto un componente estratégico importante. En la gran llanura no hay límite de colocación de meeples pues debes recolectar suficiente comida todos los turnos como para alimentar a tu tribu si no quieres ser penalizado. Otras posiciones del tablero como ampliar la familia, mejorar la agricultura y las herramientas, e incluso construir chozas están limitadas a un sólo jugador por turno.
¿Pero a más trabajadores en una zona, más recursos obtendré? Lamentablemente no. Colocar muchos trabajadores a extraer oro no te asegura que vayas a tener mejores resultados que un jugador que colocó menos trabajadores que tú. Quizá una de las partes más negativas del juego es que la extracción de materiales de madera, piedra y oro es al azar mediante dados de seis caras. Una mala tirada puede lastrar tus opciones de ganar, aunque quizá una tirada con suerte puede hacer que te reenganches a la partida. A la mayoría de jugadores les gusta ese punto de incertidumbre, hace que cada partida sea más emocionante, pero a los jugadores de euros puros esto les genera bastante insatisfacción y frustración. Pero no hay que perder los estribos, mejorar las herramientas hace que el azar se vuelva cada vez menos importante a lo largo de la partida.
Ganaremos la partida acumulando cartas de civilización y construyendo chozas. En conclusión es un juego que hace pasar un buen rato. Es divertido si sabes canalizar la frustración de una mala tirada de dados y reírte ampliamente cuando le pase a otro jugador. Tiene un componente de estrategia moderado que permite que puedas jugar tanto con jugones como personas que se están iniciando en el mundillo, pues el juego se adapta perfectamente al nivel de los jugadores. Con jugadores más experimentados en estas lides tendrás partidas más apasionantes y tácticas. Mientras que en juegos como Agrícola o Caylus debes planificar tus acciones a 3 o 4 turnos vista para construir o conseguir algo, aquí no es necesario, y prácticamente podrás hacer lo que te propones en el mismo turno o en el siguiente.
Valoración: Es un juego básico en cualquier estantería que te asegura mucha rejugabilidad al ser abierto a todo tipo de jugadores por lo que al final lo acabarás rentando.